De Adolfo Campoy-Cubillo
El periodo colonial comienza con la ocupación de América por el reino de Castilla en 1492. Con el desplazamiento del centro geoestratégico mundial de Oriente Medio al atlántico comienza también el periodo que conocemos como Renacimiento que dará a Occidente el protagonismo no sólo económico y político sino también intelectual en la medida en que Europa consigue a lo largo de los próximos siglos imponer sus valores culturales y religiosos. Con la llegada de la ilustración a mediados del siglo dieciocho, el sistema de valores occidental se va a normalizar presentándose a sí mismo como el producto de un racionalismo positivista que presenta la cultura occidental como una serie de valores universales.
Esta combinación de poder político, económico, e intelectual se conoce como la colonialidad (del poder, del saber y del ser). Este término fue acuñado por el sociólogo peruano Aníbal Quijano y desarrollado luego por el grupo “Proyecto Modernidad /Colonialidad / Descolonialidad” en el que participaron Edgardo Lander, Ramón Grosfoguel y Agustín Lao-Montes, los filósofos Enrique Dussel, Santiago Castro-Gómez, María Lugones y Nelson Maldonado-Torres, los semiólogos Walter Mignolo y Zulma Palermo, los antropólogos Arturo Escobar y Fernando Coronil, la pedagoga Catherine Walsh, y el crítico literario Javier Sanjinés. La colonialidad consiste en la imposición de una jerarquía racial que privilegia el constructo de la raza blanca por encima de todas las otras. La colonialidad normaliza los planteamientos filosóficos occidentales como universales presentando cualquier otro enfoque filosófico como creencias culturales irracionales. Por último, la colonialidad contribuye a la homogeneización de los estilos de vida de los pueblos no occidentales presentándose a Occidente como modelo a seguir. La globalización cultural de la que hablamos hoy en día no es más que una continuación de este proceso de homogeneización promovido por la creciente transnacionalización de los procesos económicos que comienza con la llegada del Renacimiento y lo que conocemos como la Modernidad.
En respuesta a pervivencia de las estructuras que mantienen la colonialidad incluso después de la independencia de las naciones colonizadas, Quijano y los otros autores mencionados proponen que estas lleven a cabo un proceso de descolonización. Walter Mignolo define este proceso como un acto de “desobediencia epistémica” (Mignolo 2010). Se trata de aprender a pensar fuera de los parámetros impuestos por la Modernidad. Este proceso siempre implica el riesgo de que se entienda como una vuelta a una identidad nacional idealizada. Otro riesgo del proceso de descolonización es el de perpetuar situaciones de empobrecimiento al entender el proceso de descolonización como un esfuerzo por aislar a la comunidad o nación del mundo occidental.
El concepto de colonialidad y decolonialidad surge como respuesta a la realidad histórica de las Américas pero ha tenido también gran influencia en otros continentes especialmente África donde la mayoría de los países colonizados durante el siglo diecinueve y principios del veinte, adoptaron la noción de descolonización como forma de superar las décadas de dominación europea. Franz Fanón en su libro Black Skin, White Masks (1952) han insistido en la necesidad de que los pueblos colonizados se liberen de la opresión psicológica a la que la cultura dominante les somete. La necesidad de la descolonización ha sido defendida por políticos y organizaciones políticas a lo largo y ancho de África, desde el primer presidente del Congo Patrice Lumumba hasta los dirigentes del Frente de Liberación Nacional en Argelia. Durante la segunda mitad del siglo veinte y el siglo veintiuno, otros intelectuales se han acercado a la idea de la descolonización con un cierto grado de escepticismo. El escritor senegalés Ousame Sembene, por ejemplo, propuso en su novela God’s Bits of Wood una descolonización más moderada y tolerante de la pervivencia de elementos coloniales en la sociedad senegalesa. Más recientemente, el periodista y escritor argelino Kamel Daoud ha criticado el uso del concepto de descolonización como una forma de distraer la atención de los argelinos de los problemas urgentes que dificultan su existencia día a día. El historiador Frederick Cooper ha criticado el uso frívolo del concepto de descolonización usado por parte de la élite política africana para acumular poder durante el periodo postcolonial (Cooper 1996).
Bibliografía Cooper, Frederick. Decolonization and African Society: The Labor Question in French and British Africa. Cambridge: Cambridge University Press, 1996. Print. Fanon, Frantz. Peau Noire, Masques Blancs. Paris, Seuil: Verlag nicht ermittelbar, 1952. Print. Mignolo, Walter. "Epistemic Disobedience, Independent Thought and Decolonial Freedom." Theory, Culture & Society. 26 (2009): 159-181. Print. Quijano, Aníbal. Colonialidad y Modernidad/Racionalidad. Perú Indígena, vol. 13, No. 29, pp. 11–20. Lima: Instituto Indigenista Peruano, 1991. Print. Sembène, Ousmane. God's Bits of Wood. London: Heinemann, 1960. Print.