Isidro Jiménez, Consume hasta morir

Es un tipo de emprendimiento económico porque, en realidad, la mayor parte de los proyectos de economía social y solidaria son emprendimientos de un grupo reducido de personas, en muchos casos con la forma jurídica de la cooperativa y a veces también de personas autónomas, que deciden emprender un negocio bajo criterios ambientales, sociales, éticos. Esos criterios son controlados con herramientas en red y eso a mí me parece esencial. La RSC (Responsabilidad Social Corporativa) de las grandes empresas también dice que lo que hace, por ejemplo, la Fundación Telefónica es maravilloso pero el problema es que no hay un sistema, una estructura, una red que permita tener unos criterios comparables, coordinados y criticables, como es nuestro caso. Es decir, la economía social y solidaria permite que todas las entidades que están ahí dentro sean discutibles y sean discutidas porque los criterios se crean entre todo el mundo y se respetan. Eso es lo interesante, tú no creas una cosa y dices “soy muy responsable con el medio ambiente,” eso habrá que verlo. La red es la que dice si realmente estás siendo responsable ambiental y socialmente. En la economía social y solidaria esos criterios están puestos encima de la mesa nada más entrar. (…) Si tú quieres participar de esa red de economía social y solidaria tienes que pasar una entrevista personal y tienes que mostrar esos criterios pero además esos criterios se te van analizando anualmente. Tú tienes que rellenar un balance social en el cual se te hacen preguntas específicas hasta el punto de preguntarte ¿cuántos kilovatios gastas al año? ¿qué reto te propones para este año ambiental? La propia red es la que ejerce una fuerza de control de las entidades que están dentro y, de hecho, si tú haces cosas que obviamente se salen de lo que es la economía social y solidaria, es la propia red la que es vigilante y puede decirte “estamos viendo que tú no estás cumpliendo con los criterios que dices cumplir para formar parte de esta red.” Eso es lo que a mí me parece interesante. Es la red la que realmente ejerce esa vigilancia. Tú tienes un balance social, que es una herramienta que tienes que rellenar todos los años, y todos los años tienes que enseñar cómo funcionas como entidad… Yo estoy como entidad de diseño gráfico y comunicación y además como El salmón contracorriente y como El salto. Estamos con esas tres entidades dentro de la red de economía social de Madrid y también trabajamos con otras entidades. Eso también es una cosa que se valora mucho, que hagas red con otras entidades de otros sitios. Nosotros tenemos muy buena relación con entidades de Aragón, que es otro mercado social y por ejemplo hay una asociación de psicólogos con la que también trabajamos materiales hace muchos años. Los criterios habría que especificarlos pero son muy variados en cada una de las temáticas. Por ejemplo, en el tema laboral se pide transparencia, democracia, la toma de decisiones dentro la entidad tiene que ser horizontal, el cuidado, reparto entre hombres y mujeres, hay muchas cosas que tienes que ir cumpliendo. La mayoría de las entidades no tienen muchos problemas para cumplir ciertas cosas porque son cooperativas sin ánimo de lucro que que reinvierten los beneficios de la cooperativa en nuevos proyectos de la cooperativa, no existe un socio propietario que se lleva el dinero, con lo cual realmente el propio modelo de empresa favorece que cumplas ciertos criterios.”