Xapo Ortega, Metromuster

Es complicado. El videoactivismo se suponía, cuando nos conocimos, que era un tipo de video de carácter aficionado. Antes del 15M había una conciencia de que cualquier cosa valía y que, sobre todo, tenía que ser un video motivador hacia dentro, hacia los propios movimientos. Con el movimiento 15M yo creo que eso se rompe y descubrimos que, además de hacerlo mal, pues podemos introducir aspectos como el marketing y la publicidad para usarlos en contra del capitalismo o de lo que creemos que no funciona. Y el 15M rompe con una norma que había antes del 15M y que era que cualquier cosa mal grabada podía servir y que cualquiera lo podía entender. Entonces, una de las cosas que creo que aprendimos en el 15M y que hemos intentado desarrollar, es primero hacer productos audiovisuales de mucha calidad, tanto artística como técnicamente y, por otra parte, romper los códigos autorreferenciales del activismo. Romper con el tipo de lenguaje autorreferencial y que no se entiende fuera de los propios movimientos para poder llegar a mucha gente. Esto nos llevó muchas críticas y muchas discusiones durante el 15M con mucha gente que venía trabajando desde hacía mucho tiempo, pero creo que poco a poco se ha entendido que, de esta forma, podemos llegar a mucha gente común con un mensaje igual de radical, simplemente cambiando el lenguaje, pero el mensaje sigue siendo igual de radical.